domingo, 21 de marzo de 2010

El barrio me sospecha

A ver si aprenden algo, cabeza de chorlitos,
que incultura se escribe con ese de traición.
Prefiero ir al banquete que me invitó el delito
pero con ambas manos lavadas con jabón.

Si no, como con otros, me desharé de usías,
a mi dormir en jaula me hace mal al riñón,
prefiero el cruel silencio a cualquier melodía
y al cómplice silbando que al cómplice cagón.

Escondido en la zanja burlar al policía,
huir hediendo pestes pero con el millón,
prefiero los ahorros pero sin alcancía
y mas que a los chanchitos de barro, al de jamón.

Yo iba para bombero, pero quemando etapas
llegué a los dieciocho con la jubilación.
Prefiero ser un viejo repartidor de plata
ahora que soy joven, apuesto y buen ladrón.

Me gusta hacerme cargo del robo en su autoría
y explicarle a los pueblos que el banco es el hampón,
prefiero darme el gusto mientras esté con vida
y no que tenga el gusto quien cierre mi cajón.

Que el barrio me sospeche como a los ex convictos
mientras despeino rubias adentro de un galpón.
Prefiero ser juzgado y no ser veredicto
y no jurar la Biblia ni la Constitución.

viernes, 12 de marzo de 2010

Para no ser raquítico

Se entreveró en auténticas negociaciones cáusticas
y así se hizo un pragmático de estilo troglodítico.

En la ciudad hipócrita y en las esquinas sínicas
se adquieren malos hábitos para no ser raquítico.

Besó labios impúdicos y mujeres escépticas,
fue de caricia artrítica y de puños prolíficos.

En la ciudad hipócrita y en las esquinas sínicas
se adquieren malos hábitos para no ser raquítico.

Jamás una autocrítica, siempre la charla indómita,
la mirada maniática y el corazón acérrimo.

En la ciudad hipócrita y en las esquinas sínicas
se adquieren malos hábitos para no ser raquítico.

lunes, 1 de marzo de 2010

Blues del primer día sin mi sobre la tierra

Cuánto tiempo será el tiempo perdido
por las barriadas de la subsistencia.
Cuánta gloria se habrá desperdiciado
sin dueño comprobable
(ni motivo)
desfigurada a golpes
(de inconciencia).

Cuánta será la lucha irracional,
cuánto el pecado venial indiscutible
que no fue capital por la prudencia
de no matar a nadie
(o a mas nadie)
para poder vivir
(o estar con vida).

Cuánta será la sangre derramada
en ridículas peleas clandestinas
y cuánta la sangre que coagule
expectante en las venas aburridas
que pasará de sobrante
(o redundante)
a demorada nomás (o detenida).

Sube el sol de nuevo
en el primer día sin mi sobre la tierra.