miércoles, 3 de septiembre de 2008

Inofensivo

El le examinó las manos
blancas y encantadoras,
suaves y comestibles,
así que se las mordió,
dulce e inofensivo
como un cachorro de lobo
jugando con su mamá.
Ella sonrió un poco a medias
con un lado de los labios
y, entrecerrando los ojos,
sintió el diente cariñoso
en la pulpa de su índice
lubricado con la lengua.
Al fin se sintió excitada,
hundió su dedo en las fauces
encantada de la vida,
mas confiada que una flor.
El le amputó esa falange,
después el brazo y el torso
y al final el corazón.

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