Cambalache

Si el siglo veinte fue un cambalache problemático y febril, no olvidemos jamás que estamos en el veintiuno, o sea, que si no saco mal las cuentas, nos han revolcado y manoseado en un merengue y en el mismo lodo cien años mas.

Sin resquemores

Cuando los militares dieron su última orden, votar para el regreso de la democracia, decidí que no habiéndoles obedecido consecuentemente durante todos esos años, tampoco lo iba a hacer en ese momento, así que me fui del país sin el mas mínimo resquemor.

Estrellas fugaces

Mi vieja me enseñó a mirar el cielo desde la terraza y a esperar que se moviera una estrella para pedir tres deseos. No tuve que esperar mucho (es sorprendente la asiduidad con que se mueven las estrellas fugaces).

Buscapies

Así que entonces se las enciende acostándolas en el piso, lo que ocasiona una obvia variante en su trayectoria y en lugar de salir disparadas hacia las estrellas, salen a la rastra sin despegarse del suelo del planeta.

Mi corazón

El corazón es mío, dijo, y yo hago con él lo que quiero, acto seguido se recostó y se encendió otro cigarrillo.

Una estrella en la mano

Por unos instantes lo perdimos de vista, fue entonces cuando aprovechó y se fue al cielo, lo supimos porque cuando lo volvimos a encontrar, sentado en la rama de aquel sauce llorón, tenía una estrella inmensa en la mano.

Arcenio Pastor Erico

“El paraguayo Erico pegó el brinco y se suspendió en el aire en frente de la pelota, le clavó la mirada bien desde cerquita y estuvo ahí colgando una inmensidad de tiempo. Toda la tribuna (tanto la local como la visitante) estaba muda, inmóvil, estupefacta. Cuando Erico sacudió el cabezazo la pelota salió como una bala, pegó en el travesaño, salió en perpendicular hacia el suelo, rebotó en la línea de cal, volvió a pegar en el travesaño, y otra vez en la línea de cal, y otra vez en el travesaño y así sucesivamente durante unos minutos interminables con el arquero dando manotazos para todos lados, hasta que entró. La tribuna (tanto la local como la visitante) no reaccionó, ni los veintiún jugadores restantes, ni los árbitros, todos quedaron congelados por la magia que conllevan los golazos, tal es así que se escuchó claramente como Erico gritaba el gol con la letra o estirada hasta el cansancio y corría como una hormiguita por el pasto verde medio pelado del área chica“.

Irreverencias

Ninguno sabía muy bien porqué no había que dejar que se escapara, el único argumento, tan válido como irreverente, era que, así a primera vista, la impecable blancura inmaculada de la rubia neoyorquina no encajaba para nada con ese negrito argentino más chueco que un pecado original.

Dios

No creo que dios escriba. En realidad, para ser sincero, no creo ni siquiera que dios exista.

Espina

Ya sobre la cabeza de Jesucristo, agarró una de las espinas de la corona y aunque lo hizo con mucho cuidado no pudo evitar ensartársela en un dedo. Sintió la puntada pero no le dio ni cinco de bola y apoyando el serrucho cortó la espina, la desclavó y la tiró. Jesucristo sintió un pequeño alivio.

Azucar

Reconozco que te busco aunque estés ausente, que remuevo la azucarera repitiendo tu nombre aunque sé perfectamente que ahí no podés estar.

Las corbatas

El hermoso sueño de las selvas yace aplastado bajo las pesadillas de las ciudades, donde los habitantes se quedan calvos de tanto usar corbatas y de tanto respirar paredes tienen un ladrillo en el alma.

Torpe, asmática e imprudente

Torpe como las manos de lo militares, / asmática como las chimeneas de las fábricas, / imprudente como los funambulistas / avanza la democracia.

Tango

La palabra tango tiene varias teorías sobre su origen y, aunque a mí la que más me seduce es la que dice que etimológicamente deriva del vocablo latino “tanguere“, que quiere decir “tocar“, no deja de simpatizarme otra de sus acepciones (un tanto menos poética, casi más cercana al humor) que expresa que “tango” es un africanismo cuyo significado es “lugar donde los negros se reunían a bailar“.

Sonrisas

Pedro respondió con una sonrisa cuando su mamá levantó la vista y le clavó una mirada pícara y sin palabras que, sin embargo, claramente decía, respondeme con una sonrisa. Y se fue a vender revistas con ella.

Argentina somos nosotros

Argentina sale a la cancha. Que frase, piensa Pedro rememorando su salida del ranchito rumbo a la escuela, cuando encandilado por el sol de la copa del mundo de fútbol se imaginó por un momento que el también salía a la cancha aplaudido por la tribunas. Que frase, piensa Pedro, porque si Argentina somos nosotros y Argentina sale a la cancha yo no sé que carajo hago aquí mirando el mundial de ojito.

La tentación enorme

Pedro se le acercó al destino gambeteando, le pidió una pitada, echó el humo y los dos se fueron a buscar un buen lugar en la vidriera donde venden televisores gigantes de pantalla plana para ver el partido en directo y la escuela en diferido. El gesto no deja de tener su encanto patriótico si es que el patriotismo tiene algún encanto. La camiseta de la selección no es la bandera, pero se le parece muchísimo, y los televisores gigantes de pantalla plana se parecen mas a la vida que la vida misma. La tentación es enorme, pero virtual.

Vos

Como no seas vos la que está golpeando la puerta no sabría decirte quien soy esta tarde.

Navegar es preciso

Rosario es un lugar donde la gente vive como si se fuera a morir esta noche. No perder el tiempo está bueno. Pero tampoco hace falta llevar los dos pies en el acelerador. Navegar es preciso, vivir no es preciso, cantaba Chico Buarque mucho antes de que apareciera internet.

El bar que yo frecuento

El bar que yo frecuento, como todos los bares, se jacta de indolencia / y detrás de la barra guarda miles de cráneos de muertos por amor. / En ellos sirve el vino sagrado del olvido y brinda su experiencia. / Yo me mantengo abstemio, yo prefiero los riesgos, yo no pido perdón.

Amor transpirado

Yo espero a ese amor que es mas noviazgo que bodas de brillante. Y espero a ese amor que se transpira para tenerte ahora y no al que se perfuma para tenerte siempre.

Lagartijas

Tengo el pantalón roto y quien me manda a mi a estar en la calle. Quien me manda me pregunto yo. En la calle me quemo los pies y pienso como las lagartijas. Las lagartijas son unas lucecitas mágicas que saben cruzar a los pedos, y yo también.

La palabra

Me gustaría descubrir una palabra, nada mas que una palabra sola, una palabra que ni siquiera esté inventada, una palabra que todavía no se entienda, una palabra aunque me cueste pronunciarla, una palabra que diga todo o mas que todo, una palabra que estaba buscando, una palabra que sea lo que te quería decir. No se cual es esa palabra pero, de todas maneras, te la regalo.

Tolerancia a lo imperfecto

Pero de inmediato aprendió a tolerar la imperfección aceptándola como parte del juego, improvisando gambetas tan intuitivas como las mentiras piadosas que recomponían el equilibrio y hacían flotar la magia en la atmósfera, y todo sin perder la gracia, sin dejarla caer.

El estigma (2)

Y la instancia de tu voz / trueno de seda y encaje, / hace temblar el linaje / de las castas angurrientas / y levanta las sedientas / gargantas del pueblo hundido / mientras perdiendo maridos / se ensancha tu corazón.

El estigma (1)

Siembran tus ojos el trigo / en los prados inconclusos / y en los caminos difusos / tus piernas siembran la luz / y tus dos brazos en cruz / mas santos que la paciencia / atraviesan las tormentas / como estigmas de Jesús.

Alcantarilla

Cuando nadie te interprete corazón de alcantarilla / te has de beber lo que brilla en el fondo de los vasos. / Cuando nadie te haga caso y con el alma hecha astillas / pondrás el culo en la silla y no darás mas un paso.

Creyentes e incrédulos

Pienso que los que dudan de la existencia de algún dios no son muchos, son todos, tanto los mal llamados creyentes como los mal llamados incrédulos.

El alarde

El no esperaba semejante alarde / ella era etérea / mas partió el árbol de un único ataque / de histeria.

La sociedad

La sociedad es el matrimonio de una señora con un collar de tres vueltas de perlas al cuello y un señor con un Rolex de oro puro sosteniéndole la fragilidad de la muñeca sentados a una mesa de mantel de lino, tomando los cubiertos como corresponde y rodeados de exquisiteces, entre las cuales, hincados en sus tenedores de plata, se llevan a las enfundadas fauces un pequeño trozo de lomo sabiamente recortado del medio de un bife con forma de república Argentina.

Lo breve

No voy a ser breve, voy a ser extenso / porque siempre antes de hablar, pienso.